Demostrando la Moral Libertaria
Recuperando la Autoridad Moral
Uno de los desafíos centrales que enfrentan los libertarios es la necesidad de demostrar que la teoría moral libertaria es universalmente correcta, mientras que las teorías morales estatistas y colectivistas son incorrectas. Hasta que las reglas morales puedan ser sometidas al mismo rigor y lógica que cualquier otra proposición, nos veremos siempre frustrados por la subjetividad, los prejuicios políticos y los argumentos de efecto.
¿Por qué es tan importante este enfoque? ¿Por qué molestarse con la agotadora tarea de construir un marco lógico para el examen de reglas morales – y la aún más agotadora tarea de comunicación de dicho marco a los demás?
Bueno, como he argumentado en artículos anteriores, el movimiento de libertad ha avanzado muy poco a lo largo de la historia. Von Mises escribió obras fundamentales refutando la eficacia económica del socialismo y el comunismo en la década de 1920 – Ahora, ochenta años más tarde, las sociedades occidentales continúan deslizándose hacia el previsto pantano de poder estatal en permanente expansión, de deudas públicas en continuo crecimiento y de economías en declive. Aunque la teoría de la economía de libre mercado ha hecho progresos en el mundo académico (¡Y hasta en los medios de comunicación populares!) no ha hecho nada para siquiera disminuir – ni hablar de revertir – la constante expansión del gobierno estatal.
En mi opinión, la razón de esto es simple: los libertarios jamás han ganado el argumento de la moralidad. Hoy en día, ninguno de nuestros oponentes argumenta que el gobierno es más eficiente que el libre mercado, o que el comunismo nos liberará, o que la propiedad privada es un robo. Todos los viejos dogmas socialistas han sido dejados de lado – y aún así la gente apoya el poder del gobierno, porque creen que el poder del gobierno es moral. Mucha gente cree que el gobierno cuida a los pobres, a los ancianos y enfermos, que nos protege de nuestros enemigos, corporativos o militaristas, que educa a los jóvenes, construye carreteras, bla, bla, bla – todos hemos escuchado los mismos desatinos desde los albores del tiempo. Todo lo que decimos en respuesta es que el gobierno es ineficiente en tales quehaceres, y que el libre mercado lo haría mejor – nada de esto toca la justificación central del poder estatal, que es que la gente cree que es bueno.
Nuestros enemigos entienden el poder del argumento desde lo moral mucho mejor de lo que lo hacemos nosotros. Constantemente entonan las virtudes del poder estatal, comenzando desde el jardín de infantes con el ambientalismo, los “amistosos policías” y la necesidad de “resguardar al niño”. El mundo es peligroso, escuchan los niños, y los capitalistas quieren matarlos con el smog, pero su amigo el Estado está siempre dispuesto a servir, ayudar y proteger. La primera experiencia que tienen los niños acerca del Estado son maestros firmes, amables y amistosos – así que ¿Cómo podrían ver y apreciar la violencia en la que se basa el gobierno?
¿Cómo podemos oponernos a esto? ¿Cómo podemos trabajar para deshacer la interminable propaganda pro-Estado en las escuelas, los medios y en los prejuicios?
Aprendiendo de la historia, así es cómo. Para ganar una batalla uno se debe preguntar: ¿Cómo se han ganado batallas similares en el pasado?
La analogía histórica más cercana a nuestra situación actual se produjo en los siglos XV y XVI, durante el auge del método científico. Los primeros pioneros que abogaron por un enfoque racional y empírico de los conocimientos, enfrentaron todos los mismos prejuicios a los que nos enfrentamos en la actualidad – toda la misma irracionalidad, la consolidación de la iglesia y el Estado, los “absolutos” místicos y subjetivos y las tempranas barreras educativas. Aquellos que eran partidarios de la primacía de la racionalidad y la observación empírica por sobre las “ideas” místicas y el fundamentalismo bíblico enfrentaron la férrea oposición de aquellos armados con cruces y espadas. Muchos fueron torturados hasta la muerte como herejes por su honestidad intelectual – nos enfrentamos a riesgos mucho menores, y es así que deberíamos ser mucho más valientes en defender lo que es cierto por sobre lo que es creencia.
Con el fin de atacar la falsa moral del poder del Estado, debemos comenzar por el principio, tal como lo hicieran los primeros científicos. Francis Bacon no alegó que el método científico fuera más “eficiente” que la oración, que la Biblia o que las “visiones” inducidas por la inanición. Él simplemente dijo que si queríamos comprender la naturaleza, debíamos observar la naturaleza y teorizar lógicamente – y que no existe ningún otro camino al conocimiento.
Debemos tomar el mismo enfoque con la definición y comunicación de la moralidad. Debemos empezar por usar el poder y la legitimidad del método científico para probar la existencia y universalidad de las leyes morales. Debemos comenzar desde el principio, construir de manera lógica y rechazar cualquier sustituto irracional o no empírico de la verdad.
¿Cómo se ve esto en la práctica? Todo lo que tenemos que hacer es establecer los siguientes axiomas:
- La moral existe.
- Las reglas morales deben ser coherentes para toda la humanidad.
- Cuanto más coherente una teoría moral, más válida es.
- El Libertarianismo es la teoría moral más consistente.
- Por lo tanto, ¡El libertarianismo es la teoría moral más válida!
¿Suena como una orden de alto? Pero denme alrededor de tres mil palabras y podremos al menos encargarnos de los tres primeros.
Para empezar desde el principio… ¿Las reglas morales (o comportamiento humano constantemente preferido) existen?
Hay sólo dos posibilidades cuando de reglas morales se trata, tal como las hay en cualquier ciencia lógica: Las reglas morales existen, o no. (En física la pregunta sería: Las reglas de la física existen, o no.)
Si las reglas morales existen, ¿Dónde existen? Ciertamente no en la realidad material, que no contiene ni obedece ninguna norma moral. Las reglas morales son distintas a las reglas de la física, así como el método científico es diferente de la gravedad. La materia innatamente obedece la regla de la gravedad o la segunda ley de la termodinámica, pero “no matarás” no se encuentra inscrita en la naturaleza de las cosas. Las leyes de la física describen el comportamiento de la materia, pero no contienen receta alguna. La ciencia dice que la materia se comporta de determinada manera – nunca que debería comportarse de determinada manera. Una teoría de la gravedad prueba que si se empuja a un hombre por un acantilado, éste caerá. No nos dice si deberíamos empujarlo o no.
Por lo tanto, no puede decirse que las reglas morales existen en la realidad material, y tampoco son obedecidas automáticamente como las leyes de la física – lo cual no significa que las reglas morales sean falsas o irrelevantes. El método científico tampoco existe en la realidad – y también es opcional – pero no es ni falso ni irrelevante.
El someter las teorías morales al método científico ofrecerá los mismos beneficios que resultaron de someter las teorías de la física a dicho método. Antes del auge del método científico, el comportamiento de la materia era el resultado de los caprichos subjetivos de dioses y demonios – al igual que la moral en la actualidad. Los volcanes hacían erupción porque el dios de la montaña estaba enojado; las buenas cosechas eran resultado de los sacrificios humanos. No se creía en la existencia de ninguna ley de la física absoluta que limitara la voluntad de los dioses – y así la ciencia jamás podía desarrollarse. Aquellos que lucraban definiendo a la realidad física como subjetiva – mayormente sacerdotes y reyes – lucharon contra la subyugación de las teorías físicas al método científico, tal como aquellos que lucran definiendo a la realidad moral como subjetiva – mayormente políticos y soldados – luchan contra la subyugación de las teorías morales al método científico.
El auge de la verdad científica resultó de la expansión del método científico, que era una metodología usada para diferenciar teorías precisas de imprecisas sometiéndolas a dos pruebas centrales: la coherencia lógica y la observación empírica – siempre subyugando la coherencia lógica a la observación empírica. Si yo propusiera una teoría perfectamente coherente y lógica que dijese que una piedra se elevaría al arrojarla por un acantilado, cualquier prueba empírica demostraría que mi teoría es incorrecta, ya que la observación siempre triunfa sobre la teoría.
Otro aspecto del método científico es la creencia de que, dado que la materia está compuesta por una combinación de átomos con propiedades comunes, estables y predecibles, el comportamiento de la materia también debe ser común, estable y predecible. Por ende los experimentos deben ser reproducibles en distintos lugares y tiempo. Yo no podría decir la teoría de mi “roca voladora” es correcta sólo para una roca en particular, o para el día en que primero hice la prueba, o para un único lugar. Mis teorías deben describir el comportamiento de la materia, que es universal, común, estable y predecible.
Finalmente, hay una regla generalmente aceptada – a veces llamada la Navaja de Occam – que dice que, de cualquiera de dos explicaciones, la más simple es probablemente la más precisa. Antes de la revolución Copernicana, cuando la tierra era considerada el centro del universo, el movimiento retrógrado de Marte cuando la Tierra lo pasaba en órbita alrededor del Sol causó enormes problemas al sistema de cálculos astronómicos de Tolomeo. “Cículos dentro de círculos” se multiplicaban enormemente. Todo fue despejado simplemente situando al Sol en el centro del Sistema Solar.
Así, cualquier teoría científica válida debe ser (a) universal, (b) lógica, (c) verificable empíricamente, (d) reproducible y (e) tan simple como sea posible.
Ahora bien, la metodología para juzgar y probar una teoría moral es exactamente igual a la metodología para juzgar y probar cualquier teoría científica.
La primera pregunta concerniente a las teorías morales es: ¿Qué son? En pocas palabras la moral es un conjunto de reglas que pretenden identificar de forma precisa y coherente los comportamientos preferidos para los humanos, tal como la física es un conjunto de reglas que pretenden identificar de forma precisa y coherente el comportamiento de la materia.
La segunda cuestión que se plantea es: ¿Existe tal cosa como un “comportamiento preferido” en absoluto? De ser así, podríamos comenzar a explorar cuáles serían esos comportamientos. Si no es así, entonces nuestro examen debe parar aquí – tal como el examen del “éter” cesó luego de que Einstein probara que la velocidad de la luz era constante.
La proposición de que no existe tal cosa como comportamiento preferido contiene un número insuperable de problemas lógicos y empíricos. El “comportamiento preferido” debe existir, por cinco razones principales. La primera es lógica: si yo argumentara en contra de la proposición de que el comportamiento preferido existe, ya habría demostrado mi preferencia por lo verdadero sobre lo falso – tal como la preferencia por corregir a aquellos que hablan falsamente. Decir que no existe tal cosa como el comportamiento preferido es como gritarle a alguien al oído que el sonido no existe – es naturalmente contradictorio en sí mismo. En otras palabras, si no existiese el comportamiento preferido, entonces uno debería oponerse a cualquiera que argumente que sí existe el comportamiento preferido. Sin embargo, si uno “debiese” hacer algo, entonces uno habría creado un comportamiento preferido. Por ende el comportamiento preferido – o las reglas morales – deben existir.
Silogísticamente esto es:
- La proposición es: el comportamiento preferido debe existir.
- Cualquiera que argumente en contra de la existencia del comportamiento preferido está demostrando comportamiento preferido.
- Por lo tanto ningún argumento en contra de la existencia del comportamiento preferido puede ser válido.
¿De qué otra forma sabemos que las reglas morales existen? Bueno, toda materia está sujeta a reglas físicas – y todo aquello que es orgánico está además sujeto a ciertos requerimientos, y así, si está vivo, ha seguido comportamientos preferidos. Todo lo que vive, por ejemplo, necesita de combustible y oxígeno para mantenerse con vida – incluso las plantas se estiran hacia la luz solar. Cualquier mente viviente, por supuesto, es una parte orgánica del mundo físico, y por ende debe estar sujeta a ambas leyes físicas y ha seguido comportamientos preferidos – argumentar lo contrario requeriría pruebas de que la consciencia no está compuesta por materia, ni es orgánica. Algo imposible, ya que tiene masa, energía y vida. Argumentar que la consciencia no está sujeta a las reglas físicas o a elecciones preferenciales sería como argumentar que los seres humanos no están sujetos a la gravedad y que pueden subsistir sin alimentarse. Por lo tanto es imposible que cualquiera pueda argumentar en contra del comportamiento preferido, ya que si tiene vida para argumentar, ha debido seguir comportamientos preferidos como el respirar, el comer y el beber.
O bien:
- Todos los organismos vivos requieren del comportamiento preferido para vivir.
- El hombre es un organismo vivo.
- Por lo tanto todos los hombres están vivos debido a la existencia y práctica de comportamientos preferidos.
- Por lo tanto cualquier argumento en contra del comportamiento preferido requiere la existencia del comportamiento preferido.
- Por lo tanto ningún argumento en contra del comportamiento preferido puede ser válido.
Ya que el método científico requiere de corroboración empírica, también debemos fijarnos en la realidad para confirmar nuestra hipótesis – y aquí la existencia de comportamientos preferidos está totalmente respaldada. Casi todo ser humano cree en reglas morales de algún tipo. Hay mucho desacuerdo acerca de quéconstituyen las reglas morales, pero todos están de acuerdo en que las reglas morales son válidas – tal como las teorías físicas pueden estar en desacuerdo, pero todos los científicos aceptan la validez del método científico en sí mismo. El refutar algo en lo que todos creen es casi imposible. Uno puede argumentar que la Tierra es redonda y no plana – lo cual es análogo a cambiar la definición de moralidad – pero uno no puede argumentar que la Tierra no existe en absoluto – que sería como argumentar que no existe tal cosa como el comportamiento preferido.
O bien:
- Para que una teoría científica sea válida, debe ser sustentada a través de la observación empírica.
- Si el comportamiento preferido existe, entonces la humanidad debe creer en el comportamiento preferido.
- Casi todos los hombres creen en el comportamiento preferido.
- Por lo tanto existe evidencia empírica para apoyar la existencia del comportamiento preferido – y la existencia de tal evidencia se opone a la proposición de que el comportamiento preferido no existe.
El cuarto argumento a favor de la existencia del comportamiento preferido es también empírico. Dado que los seres humanos tienen un número casi infinito de opciones para elegir en la vida, el decir que no existen principios o comportamiento preferido sería como decir que todas las opciones son iguales. Sin embargo, las opciones no son todas iguales, ni por lógica ni por observación empírica. Para tomar un ejemplo, si el alimento estuviese disponible, casi todo ser humano comería todos los días. Si no están sujetos a violencia, los seres humanos son generalmente no violentos. Casi todos los padres eligen alimentar y dar cobijo a sus hijos. Hay muchos ejemplos de elecciones comunes entre la especie humana, lo que indica que el comportamiento preferencial abunda y es parte de la naturaleza humana – y es un requerimiento el que cualquier teoría que argumente lo contrario deba explicar esta rebosante evidencia.
O bien:
- Las opciones son casi infinitas.
- La mayoría de los humanos hacen elecciones muy similares.
- Por lo tanto no todas las opciones pueden ser iguales.
- Por lo tanto las elecciones preferidas deben existir.
El quinto argumento a favor de la existencia del comportamiento preferido es biológico. Ya que toda vida requiere un comportamiento preferencial, podemos asumir que aquellos organismos que toman las decisiones más exitosas son quienes más frecuentemente son seleccionados para sobrevivir. Como el hombre es la especie más exitosa, y el órgano más distintivo del hombre es su mente, debe ser la mente del hombre la que más ayudó en la toma de decisiones exitosas. La mente en sí misma, entonces, ha sido seleccionada como exitosa por su propia habilidad para tomar decisiones exitosas. Dado que la mente humana sólo existe como resultadode elegir comportamientos preferidos, el comportamiento preferido debe existir.
O bien:
- Los organismos tienen éxito al actuar de acuerdo a comportamientos preferidos.
- El hombre es el organismo más exitoso.
- Por lo tanto el hombre debe haber actuado con el mayor éxito sobre la base del comportamiento preferido.
- La mente del hombre es su órgano más distintivo.
- Por lo tanto la mente del hombre debe haber actuado con el mayor éxito sobre la base del comportamiento preferido.
- Por lo tanto el comportamiento preferido debe existir.
Debido a lo dicho anteriormente, cualquier argumento en contra del comportamiento preferido se puede descartar como incorrecto.
Dado que hemos demostrado la existencia del comportamiento preferido, la cuestión sobre la moral ahora cambia. Ya que el comportamiento preferido sí existe, ¿Qué teorías pueden cuantificarlo, clasificarlo, explicarlo y predecirlo?
Antes que nada, debemos recordar que la moral es opcional. Como todos sabemos, todo hombre está sujeto a la gravedad y requiere de alimento para vivir, pero ningún hombre debe actuar moralmente. Si yo robara o matara, no caería sobre mí ningún rayo proveniente del cielo. Las reglas morales, como el método científico o las clasificaciones biológicas, son simples maneras de organizar los hechos y los principios de lo que existe.
El hecho de que la conformidad con las reglas morales sea opcional ha confundido a muchos pensadores haciéndoles creer que porque la moral es opcional, essubjetiva. ¡Nada puede estar más alejado de la verdad! Los organismos vivos son parte de la realidad material, y la realidad material es racional y objetiva. La aplicación de las teorías morales es opcional, pero eso no significa que las teorías morales sean subjetivas. El método científico es opcional, pero no es subjetivo. El aplicar clasificaciones biológicas es opcional, pero la biología no es subjetiva. Las elecciones son opcionales, las consecuencias no lo son. Yo puedo elegir no comer, pero no puedo elegir el vivir sin comer. Puedo elegir decapitar a alguien, pero no puedo elegir si puede o no vivir sin cabeza. La moral es por lo tanto opcional, pero los efectos de las elecciones morales son mensurables y objetivos. No hay involucrada subjetividad alguna.
Ahora bien, dado que la moral existe, la próxima pregunta es: ¿Hasta qué punto o grado existe la moral? Como se mencionó anteriormente, la primera prueba para cualquier teoría científica es su universalidad. Tal como una teoría física debe ser aplicable para toda la materia, una teoría moral que pretenda describir las acciones preferidas para la especie humana debe ser aplicable para toda la especie humana. Ninguna teoría moral puede ser válida si argumenta que una determinada acción es buena en Siria, pero mala en San Francisco. No puede decir que la Persona A deberá hacer X, pero la Persona B jamás deberá hacer X. No puede decir que lo que ayer era malo, hoy es bueno – o viceversa. Si lo hace, es falsa y debe ser refinada o descartada.
Para ser válida, cualquier teoría moral debe también pasar la prueba de la coherencia lógica. Dado que el comportamiento de la materia es lógico, coherente y predecible, todas las teorías que involucren a la materia – sea orgánica o inorgánica – deben ser también lógicas, coherentes y predecibles. La teoría de la relatividad no puede argumentar que la velocidad de la luz es tanto constante como inconstante al mismo tiempo, o que es 186.000 millas por segundo, que tiene una profundidad de 5 pies ¡Y que además es de color verde!
No obstante, dado que las teorías morales aplican para la humanidad, y la humanidad es orgánica, el grado de coherencia requerido para las teorías morales es menor a aquel requerido para las teorías inorgánicas. Todas las rocas, por ejemplo, deben caer hacia abajo, pero no todos los caballos deben nacer con sólo una cabeza. La biología incluye tres tipos de “aleatoriedades”, que son el entorno, las mutaciones genéticas y el libre albedrío. Por ejemplo, los caniches son generalmente amigables, pero si se los maltrata por años, muy posiblemente se vuelvan agresivos. A los caballos se los define con una sola cabeza, pero ocasionalmente nace un mutante con dos cabezas. Del mismo modo, los seres humanos generalmente prefieren comer antes que estar hambrientos – excepto los anoréxicos. Estas excepciones no tiran abajo toda la ciencia biológica. Por lo tanto, dado que las teorías morales describen a la humanidad, no pueden estar sujetas a exactamente los mismos requisitos de coherencia a los que están sujetas las teorías que describen la materia inorgánica.
La prueba final que cualquier teoría moral científica debe pasar es el criterio de la observación empírica. Así, por ejemplo, una teoría moral debe explicar el predominio universal de las creencias morales entre la humanidad, tal como los resultados de los “experimentos” morales de los humanos, tales como el fascismo, el comunismo, el socialismo o el capitalismo. Debe también explicar algunos hechos básicos sobre la sociedad humana, como el hecho de que el poder estatal siempre crece, o que la propaganda tiende a crecer a medida que el poder estatal crece. Si no logra explicar el pasado, entender el presente y predecir el futuro, entonces falla.
¿Cómo funciona todo esto en la práctica? Veamos cómo los requerimientos de universalidad afectan a las teorías morales.
Si digo que la gravedad afecta a la materia, debe afectar a toda la materia. Si tan sólo una partícula de materia prueba ser resistente a la gravedad, mi teoría está en problemas. Si propongo una teoría moral que sostiene que las personas no deben asesinar, debe ser aplicable a todas las personas. Si ciertas personas (como los soldados) están exentas de esa regla, entonces deberé probar que o bien los soldados no son personas, o aceptar que mi teoría moral es falsa. No hay otra posibilidad. Por otro lado, si propongo una teoría moral que sostiene que todas las personas deben asesinar, entonces habré salvado a ciertos soldados, pero condenado a la maldad a todos aquellos que actualmente no estén asesinando a alguien (¡Incluso a quienes están siendo asesinados!) – lo cual seguro es incorrecto.
Si, para salvar la virtud de los soldados, altero mi teoría para sostener que es moral que las personas asesinan si alguien más se los ordena (por ejemplo, un líder político), entonces deberé enfrentar el problema de la universalidad. Si el Político A puede ordenarle a un soldado a asesinar a un Iraquí, entonces el Iraquí también debe ser capaz de ordenarle al soldado a que mate al Político A, y el soldado también puede ordenarle al Político A que mate al Iraquí. Este problema no puede ser resuelto, y por lo tanto mi teoría ha probado ser inválida.
Tampoco puedo argumentar lógicamente que está mal que algunas personas asesinen, pero que está bien que otras lo hagan. Dado que todos los seres humanos comparten las mismas propiedades y requerimientos físicos, el tener una regla para una persona y una opuesta para otra es imposible – es como proponer una ley de la física que diga que algunas rocas caen hacia abajo, mientras otras lo hacen hacia arriba. No solo es ilógico, sino que además contradice los hechos observables de la realidad, que son que los seres humanos como especie comparten las mismas características, y por lo tanto no pueden estar sujetos a reglas opuestas. Los biólogos no tienen problemas en clasificar ciertos organismos como humanos, porque comparten las mismas, y fácilmente identificables, características – sólo los moralistas parecen tener esta dificultad.
Además, si mi teoría moral “demuestra” que el mismo hombre no debería asesinar un día, pero sí debería asesinar al día siguiente (por ejemplo, cuando se encuentre en el desierto iraquí), entonces mi postura es aún más ridícula. Eso equivaldría a sostener que un día una roca cae hacia abajo ¡Y al día siguiente lo hace hacia arriba! El decir que ésta es un tipo de teoría coherente sería convertir la locura en cordura.
Dado que las teorías científicas requieren consistencia lógica, una teoría moral no puede ser válida si es al mismo tiempo verdadera y falsa. Una teoría moral que apruebe el robo, por ejemplo, enfrentaría un problema lógico insuperable. Ninguna teoría moral debería, si fuese aplicada universalmente, eliminar directamente el comportamiento que define como moral, creando al mismo tiempo el comportamiento que define como inmoral. Si todos debiesen robar, entonces nadie robaría – lo que significa que la teoría moral jamás podría ser practicada. ¿Y por qué nadie robaría? Bueno, porque un hombre sólo robaría si pudiese quedarse con la propiedad que está robando. No se va a molestar en robar una billetera si inmediatamente alguien más se la robará a él. Cualquier teoría moral que proponga que “el robar es bueno” es además automáticamente inválida ya que postula que los derechos de propiedad son tanto válidos como inválidos al mismo tiempo, y por lo tanto falla la prueba de coherencia lógica. Si yo le robo a usted, estoy diciendo que sus derechos de propiedad son inválidos. No obstante, yo quiero quedarme con lo que estoy robando – y por lo tanto estaría diciendo que mis derechos de propiedad son válidos. ¡Pero los derechos de propiedad no pueden ser válidos e inválidos al mismo tiempo! De la misma forma, cualquier teoría moral a favor de la violación sexual enfrentaría una contradicción similar. La violación sexual jamás puede ser moral, ya que cualquier principio que la apruebe se contradice automáticamente. Si la violación sexual es justificada con el principio de que “el experimentar placer es siempre bueno”, entonces tal principio inmediatamente falla la prueba de coherencia lógica, dado que el violador puede estar “experimentando placer”, pero su víctima ciertamente no lo hace. (Lo mismo vale, por supuesto, para el asesinato y el asalto)
Así, el someter las teorías morales al método científico produce resultados que se ajustan a la racionalidad, a las observaciones empíricas y al sentido común. Asesinato, robo, incendio premeditado, violación y asalto demuestran ser inmorales (Las teorías morales positivas y universales también pueden ser demostradas –p. ej. la validez universal de los derechos de propiedad y la no violencia – ¡Pero hablaremos de ello en otro momento!)
Para ayudar a tragar esta píldora conceptual, bastante grande por cierto, aquí hay una tabla que ayuda a equiparar las teorías de la física y la biología con las teorías científicas del comportamiento preferido (o moral):
Física | Biología | Moral | |
Tema | Materia | Materia Orgánica | Comportamiento Preferido para la humanidad |
Muestra | Una Roca | Un Caballo | Un Hombre |
Ejemplo de Regla | Gravedad | El instinto de supervivencia | Bondad |
Ejemplo de Teoría | Entropía | Evolución | Derechos de Propiedad |
Clasificación de la Muestra | Materia/Energía | Reptil/Mamífero | Bueno/Malo |
Ejemplo | La materia no puede ser creada o destruida, sólo convertida a energía y viceversa. | Si está vivo, es de sangre caliente, con respiración pulmonar y vivíparo, es un mamífero. | El robar es malo. |
Hipótesis | Los átomos comparten las mismas estructuras y propiedades, y por lo tanto se comportan de manera predecible y coherente. | La materia orgánica tiene reglas – o requerimientos – que son comunes para distintas clasificaciones. | Los humanos comparten las mismas reglas y requerimientos. |
Prueba | Coherencia lógica, verificación empírica. | Coherencia lógica, verificación empírica. | Coherencia lógica, verificación empírica. |
Ejemplo de Prueba Negativa | Si la masa no atrae a la masa, las teorías que se basan en la gravedad son incorrectas. | Si los organismos no se auto-seleccionan de forma natural para la supervivencia, la teoría de la evolución es incorrecta. | Si el comunismo tiene éxito, las teorías basadas en el valor universal de los derechos de propiedad son incorrectas. |
En conclusión, es seguro decir que (a) las reglas morales existen, y (b) las teorías morales deben ser sometidas al método científico, tal como las teorías de la física y la biología. Además, cualquier teoría moral basada en principios no-universales o auto-contradictorios es demostrablemente falsa.
Por Stefan Molyneux
12 de Diciembre de 2005