Dinero por Cacharros (Cash for Clunkers)
Informe Semanal 11/08/2009 – Por Ron Paul
Español: El Programa “Cash for Clunkers” (Dinero por Cacharros) ha recibido mucha atención esta semana en el Congreso y a través del país. El programa ofrece un bono de hasta u$s 4.500 de fondos federales para cualquiera que quiera cambiar su automóvil usado por uno nuevo con menor consumo de combustible. El Congreso se conmocionó con la rapidez con la que respondió la gente a las promesas de dinero gratis y con la que se drenó el programa, mientras que los concesionarios automotrices se han sorprendido de igual forma con lo lento y lo arduo que resultó el proceso para reclamar el pago en el sitio web del programa.
No es una sorpresa que la gente responda a incentivos. El programa ha sido considerado un éxito rotundo, y el Congreso ha autorizado 2 mil millones más de dólares de los contribuyentes para ello. Pero no todos están contentos con esto. La gente de bajos ingresos que habrían estado en el mercado de esos automóviles en funcionamiento y perfectamente reparables tendrán menos de dónde escoger, y esos automóviles serán probablemente más caros de lo que hubieran sido normalmente. Los talleres de reparación de automóviles presionaron activamente contra este programa, ya que destruirá muchos de los autos que ellos hubieran reparado. Pero su presión fue sobrepasada por otra más grande. Y por supuesto, los estadounidenses en su conjunto se ven perjudicados, porque este rescate adicional a las automotrices se produce a nuestro costo a través de la inflación.
He introducido un proyecto de ley algo similar que hubiera proporcionado una alternativa mucho mejor al“Cash for Clunkers”, porque no se basa en el aumento de la burocracia en el gobierno ni en el gasto. Mi proyecto HR 1768 provee de créditos tributarios para la gente que cambie sus autos usados por nuevos con menor consumo de combustible. Hay una gran diferencia, en mi opinión, entre dejar que la gente se quede con su propio dinero Vs. que se lo den a alguien más. No solo eso, sino que mi proyecto no hubiera requerido que autos en reparables y en funcionamiento sean destruidos para chatarra.
“Cash for Clunkers” es un programa muy popular en este momento, pero en un aspecto más amplio hace muy poco por alcanzar sus objetivos declarados. El requerir que se destruyan autos y que se hagan nuevos para reemplazarlos podrá ayudar a la industria automotriz en el corto plazo, pero ninguna mejora en el gasto de combustible compensará el impacto ambiental de destruir un coche y hacer otro nuevo. Así que este no es un programa que debería poner felices a los ambientalistas.
También hay mucha evidencia que la suba en la demanda por autos, que ha puesto contentos a los concesionarios automotrices, es sólo demanda prestada del pasado y del futuro. En otras palabras, muchos han hecho compras que hubieran hecho de todas formas pues estaban esperando ver qué hacía el gobierno. Otros que hubieran esperado un poco más para cambiar sus coches se están apurando en hacer sus decisiones para poder entrar al plan antes que el dinero se acabe. Así que no me sorprendería ver que este auge artificial de las ventas de autos sea seguido por una extensa caída. Esto debería servir como un ejemplo muy tangible en como la intromisión del gobierno en la economía crea auges y caídas. Mientras a todos les gustan los auges, las caídas son las que crean las crisis que nutren al gobierno. ¡Y a eso es a lo que debemos prestarle mucha atención!
English: The Cash for Clunkers program has received a lot of attention last week on Capitol Hill and across the country. The program offers a voucher of up to $4,500 in federal funds to anyone who trades in a working used car for a new one with better fuel economy. Congress was shocked at how quickly people responded to promises of free money and drained the program, while car dealers have been equally shocked at how slow and arduous the government’s website to claim the rebates has been.
It’s not a shock that people respond to incentives. The program has been deemed a resounding success, and Congress has authorized 2 billion more taxpayer dollars for it. But not everyone is happy about this. Low-income earners who would have been in the market for those perfectly serviceable, working cars will have fewer to choose from, and those cars will probably be more expensive than they normally would have been. Automotive repair shops actively lobbied against this program, as it will destroy many of the cars they would have repaired. They were out-lobbied. And of course, Americans as a whole are hurt, because this additional bailout of auto companies comes at our expense through inflation.
I have introduced a somewhat similar bill that would have provided a much better alternative to Cash for Clunkers because it does not rely on increased government bureaucracy or spending. My bill HR 1768 provides tax credits to people trading in used cars for new cars with better fuel economy. There is a big difference, in my mind, between letting people keep their own money versus giving them someone else’s. It is clear which one a free and fair society would choose. Not only that, but my bill would not have required working, serviceable cars to be destroyed for scrap metal.
Cash for Clunkers is a popular program right now, but in the larger scheme of things it does very little towards accomplishing its stated goals. Requiring cars to be destroyed and new ones made to replace them might help the auto industry in the short run, but any improved fuel economy will not make up for the environmental impact of junking one car and making a new one. So this is not a program that should really make environmentalists happy.
There is also much evidence that the boost in demand for autos, that has made dealers happy, is just borrowed demand from the past and the future. In other words, many have put off purchases they would have made anyway because they were waiting to see what the government would do. Others who would have waited a little longer to trade in a vehicle are accelerating their decisions so they can get in before the money runs out. So I would not be surprised to find that this artificial boom in auto sales is followed by an extended drop. This should serve as a very tangible example of how government meddling in the economy creates booms and busts. While everyone loves the booms, the busts are what creates the crises that government thrives on, and that is what we really need to watch out for!
A Weekly Column – by Ron Paul