El “Estado Niñera” está llegando a su fin
Informe Semanal 11/04/2011 – Por Ron Paul
La semana pasada, el Congreso y la administración se rehusaron a considerar seriamente el problema del gasto público. A pesar del alarmismo, un cierre de gobierno no habría sido tan malo como se dice.
Es alentador ver cómo algunos en Washington parecen insistir en reducir el gasto, lo cual definitivamente es un paso en la dirección correcta, pero sólo un paso. Tenemos millas por recorrer antes de siquiera acercarnos a una solución, lo cual supondría redefinir completamente el rol del gobierno en nuestras vidas y en el escenario mundial. Se logró un compromiso a último momento, pero hasta que los demócratas estén de acuerdo con frenar el gasto en prestaciones y los republicanos se alejen de los cheques en blanco destinados al Complejo Militar Industrial, todo seguirá siendo un mero juego político.
Desafortunadamente, los compromisos parecen estar siempre al revés: en vez de que la “izquierda” esté de acuerdo con disminuir el gasto social y la “derecha” con reducir el gasto militar, la “derecha” acuerda aumentar el gasto social y la “izquierda” acuerda incrementar el gasto bélico. A pesar de toda la retórica, nos endeudaremos aún más, la Reserva Federal imprimirá más dinero, y el valor del dólar continuará cayendo en picada. ¿Cuánto pasará antes de que los extranjeros dejen de comprar nuestra deuda, y llegue la hiperinflación? A lo largo de la historia, los imperios siempre se han extendido demasiado en sus conquistas y en la transferencia de riqueza, lo que los ha llevado a un eventual colapso; desde el Imperio Romano hasta la Unión Soviética. Estamos yendo en la misma dirección, y parecería que sólo el caos de la caída del dólar podría detener la ola de gastos. El discutir sobre la Planificación Familiar y la NPR (Radio Nacional Pública), aunque importante, sólo prueba cómo el liderazgo en Washington simplemente no hará frente a la realidad, o no comprende la seriedad del problema.
Por supuesto, un colapso del gobierno crearía serios problemas para muchas personas que han llegado a depender de los pagos del mismo concernientes a la salud, la jubilación, la educación de sus hijos, y hasta vivienda y comida. No obstante, estos programas llamados de “ayuda social” son, para empezar, inconstitucionales, y han engendrado una cultura de dependencia en la transferencia de la riqueza que está fuera de control. Me preocupa enormemente que en vez de que tratemos seriamente nuestra situación, tantos en Washington prefieran permitir el caos que se producirá cuando todas las personas dependientes, de buenas a primeras, dejen de recibir sus pagos. Es mejor afrontar la realidad de lleno y decirle a la gente la difícil verdad: que el gobierno es simplemente incapaz de manejar las vidas de las personas desde la cuna hasta la tumba, como sínicamente se les promete. Nos enfrentamos a un déficit de billones, con cualquiera de los presupuestos propuestos. Cumplir con tales promesas no es, por desgracia, una opción en el largo plazo. Es mejor admitir que el “Estado Niñera” está llegando a su fin, y que ya no se trata de “compromisos”, sino de una transición – a un modo de vida sustentable, uno que respete la Constitución, el Estado de derecho y los derechos de propiedad.-