El Keynesianismo Nos Da La Década del Cero (Keynesianism Delivers a Decade of Zero)

Español: La semana pasada celebramos el fin de lo que mucha gente piensa que fue una década para el olvido. El columnista del New York Times y economista keynesiano líder Paul Krugman la llamó el Gran Cero en una columna reciente. Él escribió que ha habido “un montón de nada en términos de progreso económico o éxito”, lo que es cierto. No obstante, Krugman continúa culpando engañosamente al mercado libre y a la supuesta falta de regulación por el caos económico.

Fue alentador que admitiera que crear burbujas económicas es un error, especialmente teniendo en cuenta que él mismo alentó la creación de una burbuja inmobiliaria como una forma de aliviar la resaca de la caída de las “punto com”. Pero no podemos seguimos dándonos el lujo de dejar pasar lo que dicen economistas prominentes como Krugman cuando ignoran completamente la carga de los impuestos, la política monetaria y la excesiva regulación.

Después de todo, Krugman todavía se está preguntando cómo ningún economista vio venir la crisis inmobiliaria. ¿Cómo se concibe que no lo hayan visto? En realidad muchos economistas la vieron venir a millas de distancia, la entendieron perfectamente, y la explicaron muchas veces. Los responsables de las políticas hubieran hecho muy bien si hubieran prestado atención a las advertencias de los economistas de la Escuela Austríaca, y deberán comenzar a escuchar sus enseñanzas si pretenden un progreso sólido para el futuro. En su defecto la necesaria corrección tardará muchísimo en ocurrir.


Los economistas austríacos de libre mercado utilizan principios de sentido común. Uno no puede usar el gasto para salir de una recesión. Uno no puede regular la economía hasta que ésta pase al olvido y esperar que funcione. Uno no puede cobrarle impuestos a la gente hasta el punto de casi esclavitud y esperar que sigan produciendo. Uno no puede crear una abundancia de dinero de la nada sin hacer que todo ese papel pierda su valor. El gobierno no puede compensar el aumento del desempleo simplemente contratando a todos los desocupados para que pasen a ser burócratas o enviándoles cheques de desempleo para siempre. Uno no puede vivir más allá de sus medios indefinidamente. La economía debe efectivamente producir algo que otros estén dispuestos a comprar. El crecimiento del gobierno es lo opuesto a todas estas cosas.

Los burócratas se muestran reacios a hacer frente a estas desagradables pero evidentes realidades. Es mucho más atractivo para ellos agitar la varita mágica de la regulación y gasto público y luego echarle la culpa a cualquier otro sector. Es tiempo de ser honestos acerca de nuestros problemas.

La trágica realidad es que esta fatalmente defectuosa, pero ampliamente aceptada, escuela de pensamiento económico llamada Keynesianismo ha hecho a nuestro país más socialista que capitalista. Mientras el sector privado en los últimos 10 años ha experimentado una montaña rusa de auges y caídas y tuvo su fin, nominalmente, alrededor de donde comenzamos en el 2000, el gobierno ha estado creciendo de forma sostenida, debido a que los keynesianos le han dicho a los políticos que podían salirse con la suya a través de impuestos, gastos y políticas inflacionarias. ¡De hecho alentaron todo esto! Pero no podremos sobrevivir mucho más si el gobierno es nuestra única industria en crecimiento.

En cuanto a la falta de regulación, la década pasada tuvo la aprobación de la Ley Sarbanes-Oxley, la pieza más extensa en cuanto a regulación financiera en años.  Ésta Ley falló en prevenir los abusos perpetrados por aquellos como Bernie Madoff, y es ampliamente sabido que las nuevas regulaciones han contribuido en gran medida no sólo a la falta de un real crecimiento, pero también a que muchas empresas se fueran al extranjero.

Los estadounidenses han estado trabajando duro, y Krugman señala acertadamente que no están logrando nada. El gobierno se expande sostenidamente y no está dejando en una tasa de crecimiento menor a cero cuando se incluye a la inflación como factor. Krugman parece estar bastante decepcionado con “cero”, pero si continuamos escuchando a los keynesianos en la próxima década en vez de a aquellos que nos dicen la verdad, el “cero” va a empezar a verse bastante bien. El resultado final de destruir la moneda es la desaparición de la clase media. El prevenir que eso suceda debería ser nuestra principal prioridad económica.


English: This past week we celebrated the end of what most people agree was a decade best forgotten.  New York Times columnist and leading Keynesian economist Paul Krugman called it the Big Zero in a recent column.  He wrote that “there was a whole lot of nothing going on in measures of economic progress or success” which is true.  However, Krugman continues to misleadingly blame the free market and supposed lack of regulation for the economic chaos.

It was encouraging that he admitted that blowing economic bubbles is a mistake, especially considering he himself advocated creating a housing bubble as a way to alleviate the hangover from the dotcom bust.  But we can no longer afford to give prominent economists like Krugman a pass when they completely ignore the burden of taxation, monetary policy, and excessive regulation.

Afterall, Krugman is still scratching his head as to why “no” economists saw the housing bust coming.  How in the world did they miss it?  Actually many economists saw it coming a mile away, understood it perfectly, and explained it many times.  Policy makers would have been wise to heed the warnings of the Austrian economists, and must start listening to their teachings if they want solid progress in the future.  If not, the necessary correction is going to take a very long time.

The Austrian free-market economists use common sense principles.  You cannot spend your way out of a recession.  You cannot regulate the economy into oblivion and expect it to function.  You cannot tax people and businesses to the point of near slavery and expect them to keep producing.  You cannot create an abundance of money out of thin air without making all that paper worthless.  The government cannot make up for rising unemployment by just hiring all the out of work people to be bureaucrats or send them unemployment checks forever.  You cannot live beyond your means indefinitely.  The economy must actually produce something others are willing to buy.   Government growth is the opposite of all these things.

Bureaucrats are loathe to face these unpleasant, but obvious realities.  It is much more appealing to wave their magic wand of regulation and public spending and divert blame elsewhere.  It is time to be honest about our problems.

The tragic reality is that this fatally flawed, but widely accepted, economic school of thought called Keynesianism has made our country more socialist than capitalist. While the private sector in the last ten years has experienced a roller coaster of booms and busts and ended up, nominally, about where we started in 2000, government has been steadily growing, because Keynesians told politicians they could get away with a tax, spend and inflate policy.  They even encouraged it!  But we cannot survive much longer if government is our only growth industry.

As for a lack of regulation, the last decade saw the enactment of the Sarbanes-Oxley Act, the largest piece of financial regulatory legislation in years.  This act failed to prevent abuses like those perpetrated by Bernie Madoff, and it is widely acknowledged that the new regulations contributed heavily not only to the lack of real growth, but also to many businesses going overseas.

Americans have been working hard, and Krugman rightly points out that they are getting nowhere.  Government is expanding steadily and keeping us at less than zero growth when inflation is factored in.  Krugman seems pretty disappointed with zero, but if we continue to listen to Keynesians in the next decade instead of those who tell us the truth, zero will start to look pretty good.  The end result of destroying the currency is the wiping out of the middle class.  Preventing that from happening should be our top economic priority.