La Fed Socava la Política Exterior
Informe Semanal 04/04/2011 – Por Ron Paul
La semana pasada me he visto sorprendido, y al mismo tiempo complacido, al enterarme de que la Corte Suprema sostuvo las decisiones de las cámaras bajas que requerían que el Banco de la Reserva Federal cumpliera con las solicitudes de información hechas por Bloomberg bajo la Ley de Libertad de Información (Freedom of Information Act). Bloomberg simplemente quería saber quienes recibieron los préstamos de la ventanilla de descuento de la Fed tras las consecuencias de la crisis de los mercados financieros en el 2008, y cuánto recibió cada entidad. Ciertamente, ésta es información básica que debería estar disponible para todo contribuyente estadounidense. Pero la Fed dio batalla con uñas y dientes hasta el final para que la Corte Suprema preservara su privilegio de mantener este tipo de asuntos en secreto. No obstante, la transparencia prevaleció al final del día. Hay alrededor de 29.000 páginas para ser descifradas, pero algunos puntos se destacan desde el principio.
La Reserva Federal prestó grandes sumas de nuestro dinero a bancos extranjeros. Esto en sí mismo no fue sorprendente, ¡pero sí las cantidades! En una semana, en plena crisis alrededor del 70% del dinero repartido fue a parar a bancos extranjeros. Se nos dijo que el rescate de los bancos iba a evitar una depresión masiva. Depresión ¿para quién? Ahora sabemos que los rescates de la Fed no tuvieron nada que ver con ayudar al pueblo estadounidense, que de todos modos ha sufrido una depresión con una continua pérdida de empleos y ejecuciones hipotecarias. Pero ahora nos enteramos de que buena parte del dinero ¡ni siquiera fue destinada a ayudar a bancos estadounidenses!
A la luz de los nuevos acontecimientos recientes, quizás la revelación más sorprendente es la que muestra cómo parte del dinero fue a parar a manos de la Corporación de la Banca Árabe (Arab Banking Corp.), de la que el Banco Central Libio es dueño de un tercio de sus acciones. Esto ocurría mientras Libia, un estado declarado como patrocinador del terrorismo, ¡estaba bajo estrictas sanciones económicas! Qué erráticos deben parecer los EE.UU. cuando hacen llover sobre un dictador alternativamente tanto dólares como bombas. También debemos considerar la posibilidad de que esos préstamos estén financiando, de forma inadvertida, las armas usadas por Gadafi en contra de su propia gente y de los militares occidentales. Esta no sería la primera vez en que las actividades encubiertas de la Fed hayan socavado no sólo nuestra economía y el valor del dólar, sino también nuestra política exterior.
Por supuesto no puedo decir que estoy sorprendido por la mala calidad de los datos proporcionados por la Reserva Federal. La categoría de cada préstamo otorgado, ya sea desde la “Ventanilla de Descuento Primaria”, la “Ventanilla de Descuento Secundaria”, u “Otras Extensiones de Crédito”, es redactada. Por lo tanto, no sabemos con certeza cuánto préstamo de ventanilla de descuento fue otorgado a bancos extranjeros y cuánto fue meramente “Otra Extensión de Crédito”. Además, algunos de los números simplemente no cierran. Por supuesto, estamos todavía haciéndonos camino a través de la masiva descarga de documentos, pero pareciera como si varios miles de millones de dólares tienen aún un paradero desconocido.
A medida que la economía mundial continúa fallando, a pesar de –ó más bien a causa de- el dinero barato repartido por la Reserva Federal, su capacidad para engañar a los mercados financieros y a los contribuyentes estadounidenses está llegando a su fin. La gente empieza a darse cuenta que cuando la Fed duplica la oferta de dólares estadounidenses en un período relativamente corto de tiempo, no hace más que robar la mitad de nuestro dinero a través de la reducción su poder adquisitivo. La rápida inflación continuará mientras los billones en dinero y crédito recientemente creados por la Fed inundan los mercados de productos básicos.
Es cada vez más evidente que la Reserva Federal opera en beneficio de unos pocos bancos privilegiados, bancos que nunca sufren por las malas decisiones que toman. Por el contrario – como hemos visto desde octubre de 2008, bajo nuestro sistema monetario actual, a los bancos con buenas conexiones políticas se les paga por tomar malas decisiones.