Un Plan de Salud Basado en una Fantasía Económica (Healthcare Plan Based on Economic Fantasy)
Informe Semanal 03/08/2009 – Por Ron Paul
Español: Mientras sigue rugiendo el debate por el sistema de salud, hay una realidad que incluso los queproponen este hostil apoderamiento de la salud por parte del gobierno no pueden ignorar –y ello es el dinero. El gobierno simplemente no tiene el dinero para un nuevo y expansivo plan público de salud. Este país se encuentra en una profunda recesión que se intensificará aún más con el próximo colapso del mercado comercial de bienes raíces.
Lo último que necesitamos es que el gobierno incremente y expanda los impuestos para pagar otro dañino y derrochador programa. Los extranjeros se están tornando menos entusiastas para comprar nuestra deuda, y el crear otro programa social sin fin cuando no podemos ni siquiera costear lo que ya tenemos instaurado, no ayudará. Los adalides de la medicina socializada quieren gravar a los ricos, gravar a las empresas que ni siquiera pueden costear los planes de salud para sus empleados, y gravar a las personas que no quieren participar en el esquema gubernamental comprando un plan de salud aprobado. Presumiblemente, todos estos impuestos son para inducir al cumplimiento. Esto no es libertad, ni va a mejorar la atención de la salud.
Hay límites en la cantidad de impuestos que el gobierno puede cobrar antes de matar al huésped. Aún peor, el intento del gobierno de subsidiar los precios, tiene el efecto contrario de inflarlos. La realidad económica es que no se pueden distorsionar presiones naturales del mercado sin consecuencias imprevistas. Las fuerzas del mercado bajarían los precios. La intromisión del gobierno impide estas presiones, añade costos para cumplir con las regulaciones y con los estratos de la burocracia, y, en definitiva, hace que los precios suban.
La no partidista CBO estima que el plan de salud costará casi mil billones de dólares en los próximos 10 años. Pero la bola de cristal del gobierno siempre subestima los costos. No es difícil imaginar que el costo final sea dos o tres veces lo estimado, aunque las estimaciones son bastante malas.
Todavía es surrealista que en un país libre estemos hablando solo de CÓMO el gobierno debería solucionar la atención de la salud, en vez de POR QUÉ es gobierno debería hacerlo. Esto debería quedar entre médicos y pacientes. Pero ésta ha sido la discusión desde los años 60 y la creación de Medicare y Medicaid, cuando el gobierno comenzó a intervenir para mantener los costos bajos y asegurarse de que todos tuvieran acceso. El resultado del control de precios y de la carga regulatoria de Medicaid/Medicare ha sido el de dejar a más médicos fuera del sistema ¡Haciendo más difícil para los pobres y los ancianos el que reciban una atención de calidad! Aparentemente no existen programas gubernamentales fallidos, sólo mal financiados. Si nos rehusamos a reconocer una economía de sentido común, la receta siempre será la misma: más gobierno.
No nos equivoquemos, el control del gobierno y la micro-gestión de la atención de la salud lastimará, en vez de ayudar, a la salud de este país. Sin embargo, si por un momento permitiéramos la hipótesis de que realmente se lograría todo lo que dicen, aun así el pagarlo sumiría a este país en la pobreza. Esto no resuelve nada. El gobierno, como cualquier familia que lucha por pagar las cuentas, debería priorizar su presupuesto.
Si la administración es seria en cuanto a querer mejorar la atención de la salud sin contribuir con la subida hasta las nubes de nuestros déficits, debería cumplir con sus promesas de reducir nuestros compromisos en el extranjero, y usar lo que nos ahorraríamos en el cuidado de los Americanos en casa, en vez de para matar extranjeros en otro país.
El liderazgo en Washington persiste en un mundo fantástico de dinero ilimitado para gastarlo en programas ilimitados y en guerras para obtener control ilimitado. Pero hay un rápido acercamiento al límite de nuestra habilidad para endeudarnos, robar e imprimir. El reconocer que esta realidad no es mala en espíritu ni cruel, sino al contrario, podría ser lo único que nos salve del completo y total colapso económico
English: As the healthcare debate rages on, there is one reality that even the proponents of this hostile takeover of healthcare by government cannot ignore – and that is money. The government simply does not have the money for a new, expansive, public healthcare plan. The country is in a deep recession that will deepen even further with the coming collapse of the commercial real estate market. The last thing we need is for government to increase and expand taxes to pay for another damaging, wasteful program. Foreigners are becoming less enthusiastic about buying our debt, and creating another open-ended welfare program when we cannot pay for what is already in place, will not help. Champions of socialized medicine want to tax the rich, tax businesses that already cannot afford to provide health plans to employees, and tax people who don’t want to participate in the government’s scheme by buying an approved healthcare plan. Presumably, all these taxes are to induce compliance. This is not freedom, nor will it improve healthcare.
There are limits to how much government can tax before it kills the host. Even worse, when government attempts to subsidize prices, it has the net effect of inflating them instead. The economic reality is that you cannot distort natural market pressures without unintended consequences. Market forces would drive prices down. Government meddling negates these pressures, adds regulatory compliance costs and layers of bureaucracy, and in the end, drives prices up.
The non-partisan CBO estimates that the healthcare plan will cost almost a trillion dollars over the next ten years. But government crystal balls always massively underestimate costs. It is not hard to imagine the final cost being two or three times the estimates, even though the estimates are bad enough.
It is still surreal that in a free country we are talking only about HOW government should fix healthcare, rather than WHY government should fix healthcare. This should be between doctors and patients. But this has been the discussion since the 60’s and the inception of Medicare and Medicaid, when government first began intervening to keep costs down and make sure everyone had access. The result of Medicaid/Medicare price controls and regulatory burden has been to drive more doctors out of the system – making it more difficult for the poor and the elderly to receive quality care! Seemingly, there are no failed government programs, only underfunded ones. If we refuse to acknowledge common sense economics, the prescription will always be the same: more government.
Make no mistake, government control and micromanagement of healthcare will hurt, not help healthcare in this country. However, if for a moment, we allowed the assumption that it really would accomplish all they claim, paying for it would still plunge the country into poverty. This solves nothing. The government, like any household struggling with bills to pay, should prioritize its budget. If the administration is serious about supporting healthcare without contributing to our skyrocketing deficits, they should fulfill promises to reduce our overseas commitments and use some of those savings to take care of Americans at home instead of killing foreigners abroad.
The leadership in Washington persists in a fantasy world of unlimited money to spend on unlimited programs and wars to garner unlimited control. But there is a fast-approaching limit to our ability to borrow, steal, and print. Acknowledging this reality is not mean-spirited or cruel. On the contrary, it could be the only thing that saves us from complete and total economic meltdown.
A Weekly Column – by Ron Paul