Ron Paul y el poder de sus seguidores

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No cobrarán nada por ello pero Mark y otros cuatro dedicados activistas se han levantado a primera hora de la mañana para apoyar al político estadounidense Ron Paul. 

Durante casi dos horas, sostienen pancartas con el nombre del republicano Paul para que les vean los conductores que llegan a una zona de oficinas de Fort Lauderdale, en el área metropolitana de Miami.

El candidato al que apoyan, el republicano Paul, fue este martes el tercero más votado en las primarias del estado de Iowa, y los medios estadounidenses consideran que cuenta con un ejército de voluntarios que es la envidia del resto de aspirantes.

En este año electoral en Estados Unidos, muchos simpatizantes como estos de Paul en el sur de Florida dedicarán buena parte de su tiempo y dinero a hacer campaña por un candidato.

Mark, uno de los seguidores de Ron Paul
Acciones políticas como el ‘sign waving’ son comunes en EE.UU.

La importancia de los voluntarios en la política estadounidense ha resurgido en los últimos años, según los expertos.

Aunque la televisión es el arma principal en campaña, cada voto cuenta, y los republicanos que aspiran a la elección como candidato para enfrentarse a Barack Obama en las presidenciales de noviembre no descuidan el trabajo con las bases.

Lo que hacen Mark y sus cuatro amigos es conocido como sign waving, cuya traducción literal es «agitar pancartas». Otro tipo de acciones comunes entre los voluntarios estadounidenses son las llamadas puerta a puerta o por teléfono para pedir votos o donaciones.

En el tiempo que los simpatizantes de Paul pasan en el cruce, en una mañana reciente, algunos conductores muestran su aprobación haciendo sonar la bocina. Apenas un par de ellos se detienen y les piden adhesivos propagandísticos para la parte trasera de sus autos.

Cuando el tráfico disminuye, los voluntarios se retiran y se despiden hasta la próxima. «Ha sido un día flojo», reconoce decepcionado Mark, que convocó el acto en un foro de internet de los simpatizantes de Ron Paul en Fort Lauderdale.

Mark, agente de seguros de unos 40 años, asegura que otros días se les han unido muchos más. «Estas cosas pasan. Lo normal es que el 10% hagamos la mayor parte del trabajo».

Otro voluntario, Scott, que ronda la treintena, muestra un gran entusiasmo por el candidato Ron Paul. «Creo que si ponemos de nuestra parte tiene posibilidades de ganar».

Scott perdió hace poco su trabajo como corredor de divisas y asegura que en los próximos dos meses se dedicará en cuerpo y alma a la campaña.

¿Qué puede hacer un voluntario?

Agitar pancartas (sign waving): grupos de voluntarios sostienen pancartas electorales en una calle transitada.

Pedir el voto y donaciones puerta a puerta (door knocking).

Pedir el voto y donaciones por teléfono: Las campañas ponen a disposición de los voluntarios listados telefónicos de pasados votantes republicanos.

Imprimir folletos y adhesivos: Los voluntarios pueden descargarlos de las webs de los candidatos. Es algo común pegar un adhesivo en la parte trasera del auto (bumper stickers).

Comprar camisetas y otro material electoral en las tiendas online de los candidatos.

Organizar una fiesta: Las campañas ponen en contacto a los voluntarios de una misma zona para que organicen un gran evento o vean en común un debate televisado.

Organizar Grupos de Reunión en sus comunidades: lo más común es hacerlo a través de Meetup.com, o a través de los foros de los sitios de sus candidatos.

«Bola de nieve»

La participación en política de los estadounidenses -más allá del mero acto de depositar la papeleta en la urna- tiende a ser mucho más activa que la de los ciudadanos de otras democracias como las europeas, según los expertos.

«Parece una contradicción pero los estadounidenses se abstienen de votar más que los europeos y sin embargo en EE.UU. hay más gente que participa como voluntaria», observa el profesor de Gobierno y Prensa en Harvard Thomas Patterson.

Explica en conversación con BBC Mundo que principalmente se debe a que el sistema político en EE.UU. está muy descentralizado.

También es ese el primer motivo que menciona el profesor del Carleton College Steven Schier. «Los estadounidenses sienten que influir en el resultado de las elecciones no es inverosímil», opina.

En los próximos meses, crear una red de voluntarios en todo el país será fundamental para el ganador de las primarias republicanas, según los expertos en mercadotecnia, que señalan que Obama les lleva terreno ganado.

Ningún candidato republicano cuenta aún con una estructura permanente de oficinas en todo el país. Conforme avanza la campaña, los que disponen de más dinero, como Mitt Romney o Newt Gingrich, las han abierto en estados clave, como Iowa, Nuevo Hampshire o Florida.

El modelo que siguen todos se llama «de bola de nieve», según Juan Proaño, experto en mercadotecnia que trabajó para la campaña del demócrata John Kerry en 2004.

«En realidad se necesitan muy pocos trabajadores a sueldo», explica. «Cuando un candidato abre una oficina en una localidad pone al frente a un coordinador de voluntarios y este se pone en contacto con cinco voluntarios y cada uno de ellos se encarga de otros cinco…».

«Obama en 2008 podía tener unos 100 o 200 empleados en un solo estado, pero estos coordinaban una red de 75.000 voluntarios que podían llamar a la puerta de más de un millón de personas», afirma.

Al terminar aquellas elecciones presidenciales, la campaña de Obama informó que contaba con una base de datos con los correos electrónicos de 13 millones de personas.

Se considera que aquella movilización masiva supuso una revolución en la forma de hacer política.

Impacto

La mayor parte del dinero se sigue destinando a los debates y los anuncios en televisión, pero desde la campaña de Obama en 2008 los candidatos han redescubierto la importancia del trabajo con las bases, una forma más económica de captar votos y que hace unos años era minusvalorada.

El peso de la militancia ha fluctuado a lo largo de la historia política de Estados Unidos, pero hubo un momento en los ochenta en que toda la atención se concentraba en la televisión», contextualiza Patterson, el profesor de Harvard.

Ahora la movilización en la calle ha vuelto a cobrar importancia y se acepta generalizadamente que puede influir en las elecciones, como hizo el Tea Party en las parlamentarias de 2010, agrega Patterson.

En estas elecciones primarias, los candidatos republicanos están intentando aprovechar al máximo las herramientas de internet.

En las webs oficiales de los candidatos a las primarias hay secciones dedicadas a los voluntarios en las que se promueve el contacto entre los simpatizantes de una misma localidad o vecindario. Por ejemplo, Newt Gingrich les invita a presenciar en común los debates televisados.

La página de Gingrich también incluye un ranking en el que aparecen los voluntarios que más llamadas proselitistas han hecho en la última semana y promete premios a los primeros clasificados. Algunos de ellos hacen cerca de 1.000 llamadas por semana.

El aspirante con más voluntarios es Ron Paul, y muchos se organizan sin coordinación con la campaña.

De todos modos, señalan, ese gran número de voluntarios no es indicativo de que sea el más popular: probablemente, sus particulares ideas (defiende la no injerencia de EE.UU. en el extranjero o la abolición de la Reserva Federal) lo hacen atractivo para determinados votantes pero lo alejan de muchos otros.

Fuente: BBC Mundo